A partir del 1 de diciembre las empresas japonesas con más de 50 empleados deberán empezar a controlar el nivel de estrés de sus empleados.
La medida, que busca prevenir los cada vez más frecuentes desórdenes mentales entre los trabajadores japoneses, forma parte de la nueva política de salud mental impulsada por la administración del primer ministro Abe Shinzo.
Los empleados deberán someterse a estos controles y detallar posibles cambios en sus condiciones físicas y psicológicas, además de rellenar una serie de cuestionarios sobre el ambiente laboral y las relaciones en el centro de trabajo. A aquellos empleados cuyos resultados denoten demasiado estrés se les proporcionará atención médica especializada que concluirá si la compañía debe reducir su carga laboral o asignarle a otro departamento.
De esta manera se busca combatir el creciente número de trabajadores afectados por el estrés laboral, cifra cada vez más cercana al 50% según datos del Ministerio de Sanidad de Japón.
Fuente: NHK